La importancia de la gestión profesional en la rentabilidad hotelera

 La mirada de Sonia Pinto, Account Manager. 

Como Account Manager especializada en la gestión de cuentas hoteleras, he escuchado muchas veces la frase "Me da igual, yo siempre le echo 20 euros", metafóricamente hablando. Esta actitud campechana y desenfadada puede ser simpática en la vida cotidiana, pero en el mundo de la gestión hotelera, es un lujo que no podemos permitirnos.

La rentabilidad de los hoteles no puede dejarse en manos de amateurs. La figura del Revenue Manager no es un capricho, es una necesidad crucial. Este profesional es el responsable de asegurar que cada habitación, cada servicio y cada aspecto del hotel se valoren adecuadamente para maximizar los ingresos. No se trata solo de subir o bajar precios al azar; es una ciencia que combina datos, tendencias del mercado y una comprensión profunda del comportamiento del cliente.

La operativa marca el paso

Uno de los errores más comunes que veo en la gestión hotelera es subestimar la importancia de la operativa diaria. La operativa debe marcar el paso, desde la limpieza de las habitaciones hasta la calidad del desayuno buffet, cada detalle cuenta. 

La experiencia del huésped es lo que realmente impulsa la rentabilidad a largo plazo. Un hotel que ofrece una experiencia consistente y de alta calidad verá un retorno en la lealtad del cliente y en las recomendaciones boca a oreja.

La realidad de la gestión hotelera

He visto a muchos directivos atontados cuando no consideran las problemáticas reales que enfrentan sus equipos. La falta de comunicación entre la dirección y el personal de primera línea puede ser desastrosa. Los directivos deben estar en sintonía con los desafíos diarios que enfrentan sus empleados y estar dispuestos a adaptar sus estrategias en consecuencia.

Por ejemplo, si se han vendido demasiadas habitaciones a tarifas bajas sin considerar el personal disponible y el equipo de limpieza se ve abrumado, la experiencia del huésped sufrirá. Del mismo modo, si la recepción está desbordada porque no se han ajustado las expectativas de los clientes a través de una comunicación clara y tarifas adecuadas, esto se reflejará en las reseñas y en la percepción general del hotel.

Conclusión

"Me da igual, yo siempre le echo 20 euros" es una filosofía que puede tener su lugar en ciertas áreas de la vida, pero no en la gestión hotelera. La rentabilidad sostenible y el éxito a largo plazo requieren una gestión profesional, una operativa sólida y una comprensión realista de las problemáticas diarias. No podemos permitirnos dejar estos aspectos en manos de personas sin experiencia.

Así que, la próxima vez que alguien te diga que la gestión hotelera es simple, recuérdale que la rentabilidad y el éxito dependen de una planificación estratégica, una ejecución impecable y, sobre todo de profesionales que sepan lo que están haciendo. Porque, al final del día, en la gestión hotelera, no se trata solo de echarle 20 euros más; se trata de saber exactamente dónde y cómo invertir esos 20 euros para obtener el máximo beneficio.